La Plaza Real de Barcelona es un punto neurálgico para el turismo de la ciudad. Los prejuicios que muchos tenemos nos harían pensar que los restaurantes de la zona están enfocados únicamente a aquellos que vienen a visitar la ciudad. Pero no es así.
Entre los múltiples locales que se encuentran bajo la arcada de esta popular plaza barcelonesa se encuentra un atractivo espacio. Se trata de Ocaña, un bar, restaurante, coctelería y club musical, cuya cocina está dirigido por el chef Manel Jiménez, presentando una carta basada en la cocina de mercado y de temporada que se identifica con el territorio y sus sabores.
Ocaña es un local transgresor. Rinde homenaje a José Pérez Ocaña, artista, performer y activista sevillano que pasó sus últimos años en la Ciudad Condal, concretamente en la Plaza Real, convirtiéndose en un icono del movimiento LGTB de la época.
Ocaña transmite ese aroma bohemio y canalla del pintor. Su amplia terraza repleta de gente joven es la antesala de la puerta de entrada, donde te reciben unos muy especiales jefes de sala que te dirigen a la mesa que desees. El restaurante principal es enorme y, presidido por la media luna de papel maché creada por el mismo Ocaña, ofrece diferentes ambientes; espacios más íntimos, para disfrutar de los platos en pareja; otros más distendidos para grupos más grandes.
La carta ofrece numerosas opciones interesantes para compartir. Nosotros decididos decantarnos por las patatas bravas para empezar. Para mí las patatas bravas son un claro reflejo de la calidad de la cocina de un restaurante. Si las bravas que ofrecen están muy buenas, sabes que el resto será excepcional. Nunca falla. En el caso del Ocaña, las bravas están impresionantes. Y, dado que esta regla de tres pocas veces falla, los otros platos estuvieron a la altura.
Pedimos también una tabla de quesos más que correcta (aunque para mí faltaba algún queso cremoso); unas croquetas de jamón deliciosas; el steak tartar que estaba en su punto; y finalizamos con unos sorprendentes huevos estrellados con atún y aguacate. Sí, la combinación sonaba extraña, pero le preguntamos al camarero si lo recomendaría y nos respondió afirmativamente. Nos arriesgamos y, realmente, quedamos sorprendidos ante esta original y sabrosa propuesta.
No pudimos evitar acabar con los dos postres que nos recomendaron: unas particulares "tartas" de queso y de limón con helados. Suaves y muy sabrosas. Perfecta manera de acabar la cena de manera dulce.
En resumen: Ocaña es un oasis canalla y bohemio en pleno meollo turístico de la ciudad. Un espacio original y transgresor donde conviven turistas y autóctonos para disfrutar de un momento muy especial degustando una cocina de mercado en un entorno único.
Precio: 88€ (dos personas)
Fecha de visita: Enero 2019
LAS PREGUNTAS BÁSICAS
¿Recomendable? Totalmente recomendable. Ocaña ofrece opciones para todos los gustos. Se puede visitar para comer con amigos o para disfrutar de una original cena íntima en pareja.
¿Un lugar para volver? Totalmente. Es además un restaurante perfecto para sorprender a amigos y familiares que vienen a visitarnos desde fuera de Barcelona.
¿Lo mejor? Su estética con cierto tono transgresor y su excelente comida.
¿Lo peor? Puede resultar demasiado ruidoso en ciertos momentos.
FICHA TÉCNICA
Nombre: Ocaña
Dirección: Pl. Real, 13-15 - 08002 Barcelona
Teléfono: 93 676 48 14
Web: https://www.ocana.cat
Precio: €€€
Valoración global: 8/10
Entre los múltiples locales que se encuentran bajo la arcada de esta popular plaza barcelonesa se encuentra un atractivo espacio. Se trata de Ocaña, un bar, restaurante, coctelería y club musical, cuya cocina está dirigido por el chef Manel Jiménez, presentando una carta basada en la cocina de mercado y de temporada que se identifica con el territorio y sus sabores.
Ocaña es un local transgresor. Rinde homenaje a José Pérez Ocaña, artista, performer y activista sevillano que pasó sus últimos años en la Ciudad Condal, concretamente en la Plaza Real, convirtiéndose en un icono del movimiento LGTB de la época.
Ocaña transmite ese aroma bohemio y canalla del pintor. Su amplia terraza repleta de gente joven es la antesala de la puerta de entrada, donde te reciben unos muy especiales jefes de sala que te dirigen a la mesa que desees. El restaurante principal es enorme y, presidido por la media luna de papel maché creada por el mismo Ocaña, ofrece diferentes ambientes; espacios más íntimos, para disfrutar de los platos en pareja; otros más distendidos para grupos más grandes.
La carta ofrece numerosas opciones interesantes para compartir. Nosotros decididos decantarnos por las patatas bravas para empezar. Para mí las patatas bravas son un claro reflejo de la calidad de la cocina de un restaurante. Si las bravas que ofrecen están muy buenas, sabes que el resto será excepcional. Nunca falla. En el caso del Ocaña, las bravas están impresionantes. Y, dado que esta regla de tres pocas veces falla, los otros platos estuvieron a la altura.
Pedimos también una tabla de quesos más que correcta (aunque para mí faltaba algún queso cremoso); unas croquetas de jamón deliciosas; el steak tartar que estaba en su punto; y finalizamos con unos sorprendentes huevos estrellados con atún y aguacate. Sí, la combinación sonaba extraña, pero le preguntamos al camarero si lo recomendaría y nos respondió afirmativamente. Nos arriesgamos y, realmente, quedamos sorprendidos ante esta original y sabrosa propuesta.
Maridamos la cena con una botella de Barbut Blanc, un garnacha blanca con xarel·lo ecológico que desconocíamos y nos sorprendió por su ligereza y frescura.
No pudimos evitar acabar con los dos postres que nos recomendaron: unas particulares "tartas" de queso y de limón con helados. Suaves y muy sabrosas. Perfecta manera de acabar la cena de manera dulce.
En resumen: Ocaña es un oasis canalla y bohemio en pleno meollo turístico de la ciudad. Un espacio original y transgresor donde conviven turistas y autóctonos para disfrutar de un momento muy especial degustando una cocina de mercado en un entorno único.
Precio: 88€ (dos personas)
Fecha de visita: Enero 2019
LAS PREGUNTAS BÁSICAS
¿Recomendable? Totalmente recomendable. Ocaña ofrece opciones para todos los gustos. Se puede visitar para comer con amigos o para disfrutar de una original cena íntima en pareja.
¿Un lugar para volver? Totalmente. Es además un restaurante perfecto para sorprender a amigos y familiares que vienen a visitarnos desde fuera de Barcelona.
¿Lo mejor? Su estética con cierto tono transgresor y su excelente comida.
¿Lo peor? Puede resultar demasiado ruidoso en ciertos momentos.
FICHA TÉCNICA
Nombre: Ocaña
Dirección: Pl. Real, 13-15 - 08002 Barcelona
Teléfono: 93 676 48 14
Web: https://www.ocana.cat
Precio: €€€
Valoración global: 8/10
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